miércoles, 11 de febrero de 2009




La casa de Bernarda Castilla cuenta su historia.....

De estilo predominante neoclásico colonial Español  principios de 1800,
Sobre la base de los títulos de propiedad e investigaciones realizadas. La construcción data de antes de 1812.
La planta baja tiene cuatro habitaciones más, cocina  fogón, y una habitacion-baño. La azotea es transitable, un mirador con vista a la bahía. Era la forma en que los comerciantes de la época, tenían el primer contacto con la llegada de las embarcaciones que llegaban  a puerto, visibilizándolos  desde las azoteas como hoy llegan los cruceros.

La casa junto con sus esclavos es comprada por  la familia de origen español; Arrue-Castilla a los herederos del panadero Miguel Zamora. La familia pasa a vivir en dicha casa en 1812, eran momentos de revolución para vivir sobre las margenes del río Miguelete. En 1800 nace su primer hijo; Juan Bernardino Arrue, quien siendo adolecente se une a la causa de las luchas por la independencia del reino de España; bajo las ordenes del General Laguna. Posteriormente se casa con Natividad Laguna,  hija del General. Siendo el matrimonio uno de los dueños, por herencia de la Calera de las Huerfanas; estancia fundada por los Jesuitas sobre el río Uruguay. Del matrimonio nace Julio Arrue Laguna.
Julio Arrue lucha contra los colorados en la guerra grande, y reprime las rebeliones coloradas.
Tras el atentado del General Flores, atrapan y ejecutan a su antesecesor el Presidente Berro. El logra escapar al cerco impuesto por los matadores de Berro,  en una barca situada en la costa frente a la calle Misiones y la Rambla. Militar prestigioso del gobierno de Oribe.
Pero volviendo a la casa en 1816 fallece Don Arrue, y tres años después doña Bernarda se casa con un comerciante, también de origen vasco Juan Arríen.

La familia Arríen-Castilla pasa a vivir en dicha casa. La familia estaba compuesta por el matrimonio y dos hijos del matrimonio e hijos de Arrue, y sus dos nodrizas María y Felipa.  Los Arríen tenían plantíos en el Ejido. En 1828, Juan Arríen decide rifar a sus dos esclavas, María y Felipa eran tiempos de miseria de recesión en el nuevo estado. Nunca se presento nadie a reclamar, por él numero sorteado, lo que el Estado se hace cargo de ellas, y pasan a cumplir servicios en el hospital de la caridad.
En 1830, María y Felipa solicitan, al Brig.. Gral. Antonio Lavalleja; la autorización para jurar la constitución, de la naciente nación como ejemplo de la Patria Libre que seria . A las que se le concede la petición. La jura de la constitución, las convierte en mujeres libres. En 1833 fallece Juan Arríen, y en 1836 doña Bernarda Castilla, en su testamento, declara libre dos esclavos más. Los otros esclavos que vivían en su hacienda deciden pertenecer a los familiares de doña Bernarda.
El hecho de la rifa de las esclavas en 1828, es tomado en forma de anécdota por Milton Schinca, en su libro “Bulevar Sarandi” bajo el nombre “ Bernarda rifa 2 esclavas” lo cual no es tan así, si bien es cierto que el hecho en si sucedió.

Carta de Maria y Felipa, extraida del Archivo General de la Nación en Uruguay

En la Ciudad de San Felipe y Santiago de Montevideo a veinticuatro de Septiembre de mil ochocientos treinta, el Es.mo Señor Gobernador y Capitan General Provisorio de este Estado Brig.er Gral. D. Juan Antonio Lavalleja dijo. Que habiendo solicitado ante S.E. las Negras María y Felipa, esclavas q.e fueron de D.a Bernarda Castila y Arrue, su libertad, tubo a bien el Gobierno concederle por las justas razones q.e constan del Expediente formado al efecto q.e a continuación se inserta “ Excelentísimo Señor - María y Felipa Esclavas que fueron de Doña Bernarda Castilla y Arrue, ante Su Excelencia del modo mas nos presentamos exponiendo , que habiendo resuelto enajenarnos nuestra dicha ama lo hizo por medio de una rifa previas las formalidades necesarias, cuya suerte recayó en el numero mil cuarenta, mas, como el comprador o dueño de este numero no pareciera a reclamarnos, nuestra ama nos puso a disposición del Gobierno, quien por vía de deposito nos destino a servir en el Hospital de Caridad. Tres años hace, Excelentísimo Señor, que servimos aquí, sin que haya parecido el dueño a quien nos destino la suerte, y ni saber a quien pertenecemos. En estas circunstancias ha llegado día augusto en que va a jurarse la Constitución del nuevo Estado Oriental y nosotros hemos creído deber ocurrir a Vuecelencia solicitando que el momento en que se proclaman los derechos de los Orientales, sea también el en que nosotras recobremos la que nos dio la naturaleza. Para esto imploramos la vondad al gobierno, y creemos que el modo mas digno de solemnizar al nacimiento de una Republica, es dar públicamente la libertad ´ dos infelices Esclavas. Este acto grande y moral no ataca en nuestro caso a los derechos de propiedad, por que no habiéndonos reclamado en tres años la persona a quien cupimos en suerte, puede asegurarse que no lo hará en adelante, quiera pues el Gobierno señalar este día con un acto tan conforme a los principios del código político que hoy se jura, y publicar el Decreto de nuestra libertad como una de las solemnidades de un día tan augusto. Nosotras en tal caso, que ni tenemos como recompensar beneficio tamaño, ni como de mostrar debidamente nuestra gratitud, nos contentaremos con sentirla siempre, dejando que el júbilo de el Pueblo recompense un acto tan grande de beneficencia. Así lo esperamos confiadamente Excelentisimo Señor
A ruego de María y Felipa: Juan Manuel Areta

La casa es rematada y comprada por José Vázquez Ferrara. Del matrimonio de José Vázquez Ferrara y Ana Sagastume, entrerriana, nace José Vázquez Sagastume, diplomático del gobierno de Aguirre y Berro, milita por el partido blanco. Embajador del Uruguay frente al gobierno del Mariscal Solano López en el Paraguay. Por orden expresa del Dr. Aguirre. Debido a los enfrentamientos entre Brasil y Paraguay, además de las rebeliones de los colorados, y los unitarios contra los pueblos de Entre Ríos, Corrientes y la Banda Oriental. Tiene la misión de alcanzar un acuerdo en el que se le solicita y se le ofrece al Mariscal Solano López, reforzar al Gral. Leandro Gómez en Paysandú, a cambio, de una salida del Paraguay a través del Río Uruguay, la Isla Martín García, y el uso del puerto de Montevideo, como puerto de Ultra Mar.

Jose Vazquez logra su objetivo, gracias al apoyo de la amante del mariscal Lopez, la irlandesa Elisa Linch quien demuestra su lucha por el Paraguay y el mariscal, hasta las mas caras consecuencias,  perder sus mas jovenes hijos defendiendo la patria.



Carta de  Solano Lopez a su Hijo Emiliano

Azcurra, Junio, 28 de 1869
Mi querido hijo Emiliano:
No sé si habrán llegado a tus manos mis anteriores de Abril; pero me temo que no hayas recibido la primera lo que sentirla, por o mucho que te hablaba en ella, como fue dirigida: al General Dix, ministro de los Estados Unidos, que ha sido relevado, su sucesor, probablemente, no habrá tenido mucho empeño en hacértela llegar, como decía en mi última.
Entonces te anunciaba un próximo viaje a los Estados Unidos, y ahora que regresa para su país el General Mac Mahon, es llegado el tiempo que lo verifiques. Te he recomendado mucho a esté caballero, que gustoso acepta la recomendación y quiere servirte de guía.
Yo cuento de que tú serás dócil a sus indicaciones y direcciones, por tu propio bien, y que no le ocasionarás el menor disgusto y mucho menos bochornos en ningún sentido, sino que diligente y caballeresco, dejarás todo entretenimiento infantil y procurarás empeñosamente formarte el hombre estudioso y serio que ha de darme satisfacción, y ha de ser útil a la Patria y a sus pobres hermanitos, de quienes tú, en mi falta, serás única esperanza y apoyo.
No se trata de un paseo de holganza y entretenimiento, sino de práctica de la vida y el estudio más asiduo y constante que te ha de formar en el mundo. Muchos años has pasado ya en Europa, sin que yo haya notado un provecho real en tus estudios. Por el contrario, he tenido que deplorar más de una vez tu poco adelanto, debido a circunstancias de que no he sabido darme buena cuenta de la prolongada incomunicación en que esta malhadada guerra nos ha puesto, en el tiempo en que más precisabas tú de mis consejos y yo de tus noticias; sin embargo, las pocas palabras que de tiempo en tiempo me han llegado lejos de traer la consoladora prueba de tus adelantos, no han hecho sino avivar mis penas y cuidados, recordando que hubo un tiempo en que, con poca aplicación a tu verdadero adelanto, lo has descuidado todo para preferir entretenimientos fútiles y una sociedad inconveniente, como la de García, en vez de cultivar más estrechas relaciones con otros compañeros que, aunque apareciendo en condiciones más humildes están llamados a trabajar en el desarrollo de nuestra Patria en condiciones más o menos aventajadas según la ilustración de su laboriosidad y conducta hubieran podido conquistar a su regreso al seno de la Patria.
Todo esto puedo decirte ahora, que te considero con mejor criterio, ahora que cuentas más años, circunstancias que me hacen esperar mejor apreciación de mis consejos y mejor logro a mis constantes deseos por tu cumplida educación, cultura y provecho.
En la última carta que de ti he recibido recordabas tu edad para pedirme ser admitido en calidad de “Attaehé” de la Legación. Yo quisiera haberte dado no sólo este puesto, sino otros más altos, pero prefiero que tú sepas merecer puestos más distinguidos, mostrándome tu habilidad y empeñoso estudio, y es con este propósito que te proporciono ahora el conocimiento de los Estados Unidos, donde espero confiadamente sabrás alcanzar los méritos y adelantos que de todo corazón yo te deseo, pues el número de años no sirve sino en sentido negativo, cuando no se ha sabido aprovecharlo ventajosa o por lo menos útilmente. Y a propósito de edad, tú no estás ya para perder el tiempo, sino para contar y aprovechar todos los instantes de la vida con una laboriosidad perseverante y honorable, y yo cuento con que vas a darme estas satisfacciones.
Como con el viaje que te proporciono a los Estados Unidos tendrías el tiempo sin ocupación, cosa demasiado pesada y reprochable en todo hombre de bien, quiero que para ocuparlo útilmente entres como estudiante en la oficina del abogado más hábil posible, para que tengas la ocasión de aprender la teoría y la práctica de las leyes, y el General Mae Mahon tiene la bondad de encargarse de buscarte una colocación, en la que según tu laboriosidad y contracción, sabrás atraerte la estimación y el respeto de los principales, y con ello mi más cumplida complacencia.
Tú eres hasta ahora ajeno a la vida y puntualidad de oficina, pero te recomiendo muy de veras no dejarte jamás notar en tal género de falta, que siempre es dañosa para la reputación ulterior.
Quiero lisonjearme, de que en breve tiempo aprenderás los principios teóricos, que han de guiar tus trabajos prácticos y formar tu inteligencia en el ramo, ofreciendo así a los principales del oficio un motivo de atención hacia ti y mira que cuando un joven tiene la desgracia de merecer, en lugar de atención, el reproche de sus principales, es muy penoso para su crédito en la vida futura. Y que no te arredre la enseñanza muda de un estudiante de abogado, que esto se vence con la contracción y el trabajo.
. Según mis informaciones, las oficinas de abogado en Nueva York son preferibles a las de Washington para que un joven estudiante pueda aprovechar; y aunque en aquella ciudad la vida es más cara que en Washington, yo prefiero para tí una colocación allí donde has de tener la ocasión de una práctica más constante y variada, y así lo recomiendo al señor Mac Mahon, de cuya residencia quedarás también más cerca para cuando algún consejo necesites.
Además, viviendo él cerca, podrá proporcionarte algunos conocimientos de honorabilidad y respeto, que tú, por tu parte, cuidarás de cultivar con empeñoso esmero, tratando de inspirar, si no algún interés, al menos simpatía.
. Pero cuídate de hacer el conocimiento o la relación de hombres jóvenes ociosos y disipados que no te traerían sino el desprecio inmediato de las gentes sensatas y desgracias en el futuro; yo te recomiendo evitar tales escollos con la más cuidadosa precaución, como que nada será tan penoso para mi corazón como tu prematura pérdida.
No es mi ánimo recluirte por completo en la oficina de un abogado, y deseo que llevando una vida laboriosa y contraída, también adelantes en la vida social, y tiempo tienes para esto después de haber cumplido con tus deberes diarios en la oficina, para cultivar la relación de las personas o familias honorables, cuyo conocimiento hayas podidos hacer.
Por los informes que tengo, te convendría tomar en Nueva York, una pieza amueblada en un “Boarding House”, tomando la comida en un hotel, cosa que me dicen costará, en todo, 1500 pesos americanos, por año, cuando más.
En las épocas o estaciones del Congreso, puedes pasar a vivir en Washington, donde la vida es más barata, y tendrás la ocasión de ver el mundo político y diplomático, y si sabes merecer, como yo lo espero, serás admitido en ellos.
Corno tus estudios de abogado no llevan por objeto recibir de los principales de la oficina ninguna compensación pecuniaria por el trabajo que puedas tener, puesto que ahora no buscarnos sino tu ilustración y adelanto, en el verano, cuando la población de Nueva York sale al campo, podrás tu hacer lo mismo, evitando, los lugares “fashionables” en donde no se gasta sino mucho dinero e inútilmente, y buscando las inmediaciones menos a la moda podrás pasar igualmente bien con menos dispendios, y hasta haciendo alguna economía.
Podrás también visitar otros Estados o ciudades, cuidando siempre de hacerlo con provecho y gastando lo menos posible; digo con provecho para tu instrucción porque debes tener un principio bien establecido, y es no mirar nada con indiferencia, sino bajo el punto de vista de su objeto, en relación a la razón y al provecho. Es decir darse cuenta de todo, porque de todo esto ha de venir un día en que necesitarás.
El General Mac Mahon pondrá a tu disposición cien (100) onzas de oro y cuatrocientas (400) otras en los Estados Unidos. Esto es lo que puedo mandarte, y te recomiendo la mayor economía en tus gastos, porque no sé cuándo podré enviarte más, ni si podré hacerlo, porque nuestra fortuna está arruinada con la guerra y estoy resuelto a poner sus restos al servicio de la Patria. Con esto, te arreglarás mejor.
La guerra, sin embargo, no puede durar mucho y si la Patria se salva, todo estará salvado, pero si por desgracia cae, yo caeré con ella, y en ese caso, tú serás, como te he dicho antes, la única esperanza de tus tiernos hermanitos, y te recomiendo que entonces trabajes, aunque sea labrando la tierra, para que no les falte el pan, que así nuestro Dios les ayudará a todos y serán benditos de él como de mí.
Ya ves que no tengo la posibilidad de mandarte tanto cuanto quisiera, pero confío en que portándote con la moderación y circunspección que te deseo, y llevando una vida modesta y sin pretensiones, que no debes tener, te permitirá vivir algunos años y hacerte apto para afrontar todo caso, te recomiendo desde ahora cualquiera que sea la suerte que la Providencia quiera acordarnos, y en la conformidad y resignación posibles.
Para no ir tan solo, y teniendo confianza en la juiciosidad, que siempre he notado en el ciudadano Luciano Lara, le invitarás de mi parte para que te acompañe, pues confío que será un amigo leal y útil compañero, y de tu cuenta serán sus gastos más indispensables, y ambos aplicaréis vuestra atención para que el gasto común sea el menos considerable posible. En lo demás, Lara tomará en los Estados Unidos la ocupación que más le conviniese y le darás lectura de este pasaje, lo mismo que al Capitán Benítez. Queda entendido que también a Lara le proveerás de los vestuarios necesarios, y, como amigo de confianza, le pedirás su opinión en todas las cosas que aquí no estén prevenidas; y en cuanto a la materialidad de la manera de vivir, allá verán con la experiencia lo que mejor les convenga.
Bueno fuera que, no incurriendo en gastos demasiado grandes tomarás algunas lecciones de música como entretenimiento más útil que otros, y te dedicarás al estudio de las lenguas.
A propósito de esto, escribe tus cartas en francés, pero no descuides cultivar el español, que el inglés te será familiar.
Te prohíbo todo juego de azar, y evita aún los inocentes, de los que fácilmente se pasa a los otros.
Acompaño para tu uso copia firmada de la carta que escribo al Señor A. Blyth, en cuyo poder, como tú sabes quedaron nuestros intereses al estallar la guerra. Dispondrás de lo que aún tengamos, colocándolo en algún Banco y tratando de conservarlo, para cuanto tus necesidades sean más apremiantes.
Quedaron también en aquella época algunos intereses privativamente míos a cargo del Señor Roberto Stewart de Edimburgo; pero como de ellos quedaba autorizado para hacer uso en favor del Gobierno, nuestro agente Bareiro, no sé lo que habrá sucedido; y tampoco el Capitán Benítez me ha dado noticias en la única carta que de él tuve después de haberse recibido de la legación. Sin embargo podrás inquirir algunos conocimientos para tener esos fondos disponibles, como recursos de que podrás echar mano en último caso, y podrás mostrar esta carta al Capitán Benítez, si así te conviniere.
Como no sé el tiempo en que podré volver a escribirte, quiero prevenirte el inesperado caso en que por motivo de salud u otra grave circunstancia, como de fuertes desengaños, tocando absoluta imposibilidad de llenar mis deseos en los Estados Unidos, podrás volver a Europa previo consejo del General Mac Mahon y de otras personas respetables, cuyas relaciones hubieses podido adquirir, ya sea allá o en Europa.
En lo demás, confío que tu cordura y prudencia te aconsejarán.
Adjunto una recomendación para nuestro Cónsul General en Nueva York, que siempre se ha portado bien y que espero te será de mucha utilidad. El también podrá guiarte en algo sobre el modo de colocar tu dinero en algún Banco, pues no debes nunca tener contigo sino lo muy preciso.
Muy joven me has dejado y mucho años han corrido sin siquiera tener noticias tuyas ni recibir mis consejos, de manera que tú no me conoces, pero por esta carta, escrita al correr de la pluma, conocerás mis deseos y sírvante de consejos sus prescripciones que, mientras tenga la ocasión de escribir otras, te recomiendo leas con atención y reflexión todos los domingos después de misa, pues, pudiendo, nunca debes faltar a este precepto, así como al Santo Amor y Temor de Dios, a cuya Magestad te recomiendo y ruego te bendiga y haga feliz.
Recibe los cariños de tus hermanitos y los de tu amoroso padre.
Francisco S. López
(1) El texto completo de la carta, es gentileza del Dr. Rafael Luis Franco y del Dr. Rodolfo Báez Valenzuela. Blog Patriada por la Historia
Necesitaban el lapacho para su expancion territorial con sus ferrocariles.



Los niños del paraguay en la guerra de la triple alianza



Por William Puente

Hoy 16 de agosto se conmemora el Día del Niño en Paraguay. No es una celebración
festiva. Recuerda la Batalla de Acosta Ñu o De los Niños, la última de
las grandes batallas de la Guerra de la Triple Alianza que se
desarrolló entre 1864 y 1870, y uno de los episodios más crueles y
sangrientos de aquel conflicto.
Entonces se habían unido los Ejércitos nacionales de la Argentina de Mitre, del Brasil del emperador Pedro II
y del Uruguay del dictador colorado Venancio Flores para arrasar al
Paraguay, el primer país de Sudamérica que tuvo hornos de fundición,
como el de Ybicuí, ferrocarriles, hospitales modernos para la época y
el mayor ingreso por cápita de la región, donde no había mendigos en
las calles y que se autoabastecía sin necesidad de importar del Viejo
Continente. Los tres aliados cumplían el mandato de Gran Bretaña,
interesada en el algodón paraguayo y ansiosa por colocar sus productos
en un mercado cerrado a sus exportaciones. Paraguay era un “mal
ejemplo” para el continente.
Los dos mayores ejércitos del sur americano, más las tropas de
Uruguay, con el respaldo de la mayor potencia económica y colonial de
la época tardaron seis años en abatir la valiente resistencia del
pueblo paraguayo. Para ello prácticamente exterminaron a toda su
población masculina.
El 16 de agosto de 1869 una división de 20.000 soldados brasileños,
con el apoyo argentino, combatió durante ocho horas contra una
dotación de 3.500 niños paraguayos de entre 6 y 14 años de edad. Los
aliados ya habían tomado Caacupé, destruido y desmantelado la
fundición de hierro de Ybicuí, incendiado todas las casas de Piribebuy
después de violar a las mujeres y degollar a los hombres, y avanzaban
incontenibles hacia Barrero Grande. Bernardino Caballero intentaba
alejarse con el batallón infantil encargado de empujar las grandes
carretas cargadas con provisiones y algunas municiones, pero los
chicos quedaron inmovilizados en el terreno pedregoso y formaron una
fila defensiva en el campo de Acosta Ñu. Muchos se habían disfrazado
con barbas postizas hechas con chalas de choclo, para impresionar al
enemigo y hacerles creer que eran hombres, y los más sólo llevaban
palos tallados con formas de fusiles, de modo que a la distancia
parecieran formar un ejército bien armado.
Por la tarde se sumó la temible caballería imperial brasileña que
en la primera carga rompió las filas de los defensores. Al advertir
que aquellos soldados sólo eran niños, perdieron el miedo y llevaron a
cabo una matanza indescriptible. Bajaban de sus cabalgaduras y los
degollaban. Los niños se abrazaban llorando a las piernas de sus
verdugos para rogar que no los mataran. El jefe de la división, el
Conde d’Eu, ordenó el exterminio, que incluyó a muchas madres de los
pequeños que habían corrido en su defensa. Al finalizar la batalla se
contabilizaron más de 2.000 niños muertos. Los brasileños sufrieron 46
bajas. Hasta donde alcanzaba la vista, el campo de Acosta Ñu y los
arroyos Yuquyry y Piribebuy quedaron teñidos por la sangre. Después
los vencedores prendieron fuego los pastizales y sólo se escucharon
alaridos de dolor.
Domingo Faustino Sarmiento justificaría luego con frialdad al
finalizar la Guerra: “Si hemos vencido fue porque hasta a los niños
paraguayos hemos matado”.
PD: Tambien hay que destacar que varios paraguayos de la alta sociedad, contrarios a Solano Lopez se refugiaron en Buenos Aires, balconeando este genocidio al verdadero pueblo paraguayo.
 
Logrado el interes del Mariscal Solano Lopez; José Vázquez Sagastume, forma una quinta columna en Buenos Aires.

El fusilamiento del Gral. Leandro Gómez, y el cese del gobierno de Berro, hace que el Gral. Flores se haga del poder. Lo que el pacto entre, el imperio de Brasil, la Unitaria Argentina y Uruguay, apoyados por Inglaterra desencadenan  la guerra de la Triple Alianza. Posterior al asesinato del Gral. Flores, y de Berro, Jose Vazquez continua su carrera como diplomático.


En la actualidad, casa-atelier del artista Luis Ferreira. Donde se realizan talleres sobre la historia de Felipa y María así también, sobre el Montevideo Antiguo, visitas de turistas de los cruceros que arriban al puerto de Montevideo,  Degustacion de los principales vinos del Uruguay al son del Candombe y del Tango - Criollo y Oriental
Montevideo - Uruguay
Ciudad Vieja - 25 de Mayo 241
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Desde el mirador, atardecer en la bahía de Montevideo
 donde fue hundido el Graf Spee
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Dr. Hurbon emprendedor de La ruta por la liberacion de los esclavos
Sr. Chirimini presidente y representante cultural  de Africania 
en el mirador de la casa












                  Nuestros Talleres en el campamento urbano del Centro Cultural de España


"El Silencio de los Siglos"


Como veladas por un encantamiento, las generaciones feudales parecen haber quedado estáticas, fulminadas con la inmovilidad por el silencio de los siglos acumulados sobre ellas. Se las descubre de pronto, como fantasmas, entre las piedras de una torre derruida, en un infolio patinado de amarillo, enmohecido por el olvido, que se toca con respeto y se mira con estupor. Donde solo los iniciados pueden individualizar sus nombres , como en un juego de adivinanzas, siguiendo con el tacto los desvaídos relieves heráldicos en las losas de sus capillas.
 Palabras de Ricardo Goldaracena.


Estancia "Calera de las Huérfanas"

Antecedentes históricos

La presencia jesuítica en el Río de la Plata dejó su impronta más notoria en las Misiones establecidas en el Norte, en lo que hoy es territorio brasileño, argentino y paraguayo.

Durante casi dos siglos (XVII-XVIII) los jesuitas catequizaron, orientaron y dirigieron un enorme grupo de indígenas, fundando sobre las márgenes de los ríos Uruguay y Paraná, treinta y dos poblados que aglutinaron a unos 160.000 aborígenes.

Mediante este sistema de pueblos indígenas, pretendieron poner a la población autóctona a salvo de la explotación inhumana de los encomenderos hispano-criollos y de los esclavistas luso-brasileños. La población aborigen guaraní vio transformada drásticamente y para siempre su forma de vida original.

Para lograr la autosuficiencia del sistema misionero, los jesuitas establecieron una compleja red productiva a la que integraron estancias. En éstas, la ganadería era sólo uno de los segmentos productivos, acompañada de una agricultura intensiva, explotación minera y desarrollo industrial con miras al autoabastecimiento e intercambio.

Es en este contexto que surgen las dos estancias principales que los jesuitas fundaron en lo que actualmente es territorio uruguayo: “Nuestra Señora de los Desamparados” sobre la costa del Río Santa Lucía, dependiente del Colegio y Residencia de Montevideo, y la estancia “Del Río de Las Vacas” o “De Nuestra Señora de Belén” (conocida hoy como Calera de las Huérfanas), dependiente del Hospicio y Colegio bonaerense de “Nuestra Señora de Belén”, fundada en 1741-42.

Las fuentes históricas califican a esta última como “la mayor avanzada civilizadora de su tiempo en nuestro medio rural”. De más de cuarenta y dos leguas cuadradas de superficie (140.000 hás. aproximadamente), tenía como límites el arroyo San Juan, el arroyo de las Vacas, el Río de La Plata y el cerro de Las Armas.

Su casco principal se ubicó a orillas del arroyo Juan González, a unos 16 km. de la actual ciudad de Carmelo. El mismo estaba integrado por una iglesia bajo la advocación de la Virgen de Belén, habitaciones, patios, herrería, panadería, jabonería, telar, carpintería, tahona, hornos de ladrillos y tejas y dos hornos de cal. Estos últimos abastecían a Buenos Aires, Colonia y Montevideo. Además contaba con “ranchos” para las familias de los negros esclavos y para los indios peones.

Asimismo existía un huerto con gran variedad de frutales y legumbres entre las que destacan 1.500 cepas de vid, siendo éste el lugar de introducción de dicho cultivo en el Uruguay. Con cierta diferencia de escala, la estructura de su casco era muy similar a la de los pueblos misioneros.

La población de la estancia se estima en aproximadamente 250 personas, compuesta por indios conchabados, criollos y negros esclavos, estos últimos eran la mayoría. Cabe preguntarse por qué los jesuitas, cuyo objetivo principal fue la evangelización y habían reaccionado fuertemente contra todo tipo de esclavización indígena, tenían tantos esclavos negros en sus estancias. Según las fuentes históricas, esta fue una tradición con la cual los primeros grupos de jesuitas no se sintieron a gusto, y fue uno de los aspectos que se suscitaron en contra de la explotación de “fincas rústicas”. Sin embargo, la posesión de esclavos fue aceptada, con la advertencia de que se diera una atención especial a sus necesidades espirituales.

Durante el período de ocupación jesuítico la estancia sólo contó con dos padres: primero el Padre Alonso Fernández y luego el Padre Agustín Rodríguez, quienes dirigieron todas las actividades allí desarrolladas (producción de cal, ladrillos, tejas, construcción de la iglesia y demás edificaciones, producción ganadera y agrícola, funcionamiento de los talleres), sin descuidar las actividades propiamente religiosas.

Los jesuitas solicitaron primariamente estas tierras con el objetivo de producir cal, aunque la superficie otorgada por la Corona excedía holgadamente ese cometido original. La Estancia de Belén (Calera de las Huérfanas) se constituyó así en el segundo emprendimiento minero de nuestro territorio (el primero fue en la vecina estancia de Narbona). Dos hornos (cuyas ruinas se conservan hoy día), funcionaban en las proximidades del casco. La cal era uno de los elementos principales para la construcción, lo que la convertía en un importante rubro comercial.

En el año 1767 el Rey Carlos III de Borbón expulsa a los jesuitas de todos sus dominios y la estancia pasa a depender de la “Junta de Temporalidades” de Buenos Aires, quien encarga su dirección a Don Juan de San Martín (padre del prócer argentino).

En 1777 el establecimiento es puesto a cargo de “Las religiosas de la Caridad” para mantener al Colegio de Niñas Huérfanas de Buenos Aires. Este fue el motivo para que a la estancia se la comenzara a conocer como “Calera de las Huérfanas”, nombre que conserva al día de hoy.

A comienzos del siglo XIX el conjunto edilicio sufre enormes deterioros. Las habitaciones y demás recintos que correspondían a la estructura implantada por los jesuitas, dejan de cumplir sus funciones originales y el abandono es seguido por demoliciones y reutilizaciones de algunos de los materiales constructivos. La iglesia sufre el desplome casi total de su techo y parte de sus elementos de culto son llevados para la iglesia del naciente poblado de Carmelo, fundado por Artigas en 1816.

Desde 1815 – en aplicación del plan artiguista de fomento rural – las tierras de la estancia son repartidas entre más de 40 beneficiarios, cuyos derechos se anulan tras la derrota del prócer. Posteriormente el gobernador bonaerense Manuel Dorrego ordena un nuevo fraccionamiento y venta, siendo el general Julián Laguna Delgado Melilla, quien adquiere el antiguo casco hacia 1829, suegro del Coronel Juan Bernardino Arrúe Castilla, propietario de la estancia desde 1880 a 1916 y ascendente de los Arrúe Gowland. Publicado por avejon en 07:48 No hay comentarios:

Leonor Acevedo de Borges

"Son los linajes donde los demás intentan mirarse como en un espejo, con esa carga de virtudes y glorias, de leyendas y maldiciones que han tejido el misterioso manto de seducción de los abolengos más rutilantes del mundo, con esa sutil e invisible autoridad capaz de elevar a la categoría de modelo todo cuanto hacen, dicen y tienen a su alrededor..." dijo Ricardo Goldaracena

“Ser gente bien ¨ es ser bien educado, es tener una tradición de buena moral. Es el concepto de la hidalguía española, que trajeron los labradores que llegaron a estas tierras. Es un sentido del honor, de la decencia, de evitar la traición.

Esa es la quintaesencia del patriciado." dijo Silva y Antuña.

Los patricios son aquellas familias de clase alta que influyeron en la independencia de la nación (tanto a favor como en contra) y tenían cultura, ciertas tradiciones y buenos modales. Además, estas personas consideradas ''padres de la patria'' tenían poder político y económico.

El patriciado gobernó al Uruguay en bloque hasta el fin de la Guerra Grande, en 1851. A partir de esa fecha hubo grandes olas de inmigrantes y este grupo social dejó de ser una clase homogénea, para pasar a ser mixturada. En 1875, con el militarismo, el patriciado perdió poder. Sin embargo, durante la presidencia de Julio Herrera y Obes (1890-94) éste repuntó, pues el suyo fue un gobierno netamente patricio. Para muchos, el fin del patriciado uruguayo como clase dominante terminó precisamente con el fin de la presidencia de Herrera y Obes. ''Luego quedaron personajes sueltos, pero no clase dominante. Ahora quedó la alta burguesía''.

Sin embargo, muchos coinciden en que los apellidos patricios son los que siempre van a quedar sonando en la memoria colectiva, los que verdaderamente van a decir algo acerca de la persona que lo lleve.

El patriciado esta formado por grandes clanes. '' Eran ni mas ni menos que los dueños de la República.

Uno de ellos es el clan OBES, que esta integrado por las familias Herrera y Obes, Pacheco, Gelly y Obes, Álvarez y Obes, Lasala Álvarez Obes, Ellauri, Ramírez, Blixen (quienes dieron cinco presidentes al Uruguay y la Argentina).

El clan VIANA, descendientes del primer gobernador español de Montevideo, esta conformado por familias como la de Alzáybar, Oribe, Lasala, Estrada, Larreta, Maza, Gowland, Areta Arrúe, Arrúe Areta - dos ramas-, de las Carreras, Urtubey, Vargas, García Wich, Stewart y Berro.



El clan GARCÍA DE ZÚÑIGA del que derivaron las familias Villegas, Zorrilla de San Martín, Lenguas, Petit, Ortiz de Taranco, Castells, Mongrell, Inciarte y los vizcondes d´alvenas.



Del clan SUSVIELA descienden familias como Susviela Guarch, García Susviela, García Arrúe, García Viana, Álvarez Susviela, Braga Salvañach, Sáenz de Zumarán, Saavedra, Soneira, Shaw, Álvarez Mouliá, Álvarez Preve y Cat.



En el clan LARRAÑAGA, las familias Larrañaga, Berro, Errázquin, Jackson, Buxareo, Cibils, Pereira Rosell.



El clan ACEVEDO por su parte, reúne familias como Acevedo, Acevedo Díaz, García Lagos Acevedo, Varela Acevedo, Blanco Acevedo, Lerena Acevedo, Vásquez Acevedo, Vásquez Varela, Acevedo Vásquez, Acevedo Susviela. Acevedo Álvarez, Acevedo Acevedo, Acevedo Achaval, Martínez de Hoz Acevedo y Acevedo Anchorena entre otras, aquí y en la vecina orilla.



El clan de HERRERA, desgajado del Contador de la Real Aduana de Montevideo, cargo que ocupó hasta que decidió unirse a la admirable alarma de 1811, - don LUIS FABIÁN DE HERRERA e IZAGUIRRE y su esposa doña. GERVASIA JOSEFA BASAVILBASO ROSS- ( gente criolla de rancia estirpe estos Basavilbaso, emparentados con todo el patriciado platense y hasta con el chileno); de quienes descienden los Herrera Basavilbaso, Muñoz Herrera, Anaya Herrera, Herrera Pérez - (de los Pérez Serantes)-, y de estos últimos los Herrera Quevedo, Herrera Griffith, De Arteaga Herrera, De Arteaga Heber, De Arteaga Hughes, de Salterain Herrera, De Herrera Uriarte, y claro está Lacalle De Herrera, Lacalle Pou, Lacalle Ponce de León, Lacalle Bonino, Lacalle Caviglia - (quien por los Lacalle, desgajan de del Clan Viana- por su rama Areta Arrúe, y éstos de los Artigas)- , entre otros.



El clan de CASTRO del que nacen las familias Castro Caravia- dos ramas- ascendentes de los Castro Blixen, Castro Vásquez-Varela; Horta Castro, Márques Castro, Márques Seré, Larraín Castro, Castro Ruano de Arteaga, Lacueva Stirling Castro, Figari Castro, Castro Pérez-Crosa. También los Castro Geille y Castro Mentasti; Illa Castro; Risso Castro, Risso Villegas.

Descendiente de este mismo clan es imposible no nombrar a los Capurro, padres de los Capurro Castro, derivando de estos -tres ramas- de las familias Arocena Capurro; Arocena Ortiz de Taranco, Castells Capurro, Capurro Castells, García-Lagos Capurro; Capurro Etchegaray, Capurro Ruano de Arteaga, García Capurro, García Cuenca, Artagaveytia García Cuenca, García Urioste, García Brum y Varela Capurro, entre otras.



El clan MUÑOZ, nace de quien fuera Alcalde de Primer Voto en varias oportunidades, Don Bruno Muñoz. De este personaje descendieron las familias Muñoz, Muñoz Quirós; Muñoz Herrera; Cantilo Muñoz; Cantilo Ortiz-Basualdo; Muñoz Vidal; Anaya Muñoz; Muñoz Anaya; Castellanos Muñoz; Castellanos Pfeiff; Castellanos Etchebarne; Gallinal Castellanos; Castellanos Etchepare; Muñoz Del Campo; Zorrilla de San Martín Muñoz; Muñoz Caravia,; Muñoz Maza; Muñoz De Arteaga; Muñoz Mentasti; Piera Muñoz; Rodríguez-Larreta Piera; Muñoz Triaca; Ramírez Muñoz; Gurméndez Muñoz; Muñoz Arocena, entre otras.



El clan VÁZQUEZ, que gobernó durante el siglo XIX, tiene entre sus ascendientes apellidos como Vázquez Feijoo (Santiago y Ventura), Rodríguez Pereyra de la Luz, Lamas y Hordeñana, (decendientes de Jose  Vazquez Sagastume y Dorila Hordeñana Gomez).



Un clan no patricio, pero que adquirió gran notoriedad después de la Guerra Grande fue el de GÓMEZ. Un hijo directo del matrimonio de Roque Antonio Gómez y Rita Calvo, fue el Gral. Leandro Gómez. De éste clan descienden las familias Arteaga, Arocena, Artagaveytia, Rodríguez Larreta, Gómez Ruano, Gómez Lenguas, Hughes Gómez, Gómez Folle.


Barrozo es apellido destinado a extinguirse en Montevideo. Solo dos hijos deja este matrimonio, Enrique que muere célibe y cuarentón en París en 1887 y anula así la posibilidad de perpetuación varonil de la casa; e Isabel, casada en 1870 con el no menos linajudo José Saavedra Ramírez, hijo del Teniente Coronel Ramón Cayetano Saavedra Cárdenas y Ana Ramírez, hija del poderoso andalúz José Ramírez Pérez y María Carrasco, nieto de Rafael Teodoro Saavedra Rodríguez, bautizado en Buenos Aires el 26 de febrero de 1769, y casado allí el 16 de julio de 1795 con Petrona Josefa Cárdenas - hija de Rufino de Cárdenas, Administrador de la Real Renta de Tabaco en Buenos Aires. Sobrino nieto del célebre Brigadier General Cornelio Saavedra Rodríguez, presidente de las Junta de 1810 y 1811, casado en primer matrimonio con su prima Francisca de Cabrera Saavedra, viuda de Don Mateo Ramón de Alzaga y Sobrado, matrimonio del que descenderían las siguientes familias uruguayas: los Álzaga de Soriano, los Gómez Haedo; los García de Zúñiga (en la rama de Mateo); los Zuviría; los De las Carreras, ( en la rama de Roberto);- al enviudar Cornelio, contrae segundas nupcias con Saturnina Bárbara Otálora del Rivero- hija del Coronel José Antonio de Otálora Larrazábal, Cabildante de Buenos Aires,y Josefa del Rivero y Cossio - matrimonio de vieja cepa hispano-criolla. Una de las hermanas de Saturnina fue, Manuela, quien se unió en matrimonio al Coronel Manuel Soler. La otra hermana, Ana María, fue la segunda mujer de don Benito Rivadavia, padre de Bernardino Rivadavia. Bisnieto de Santiago Felipe de Saavedra y de la Palma, bautizado en Buenos Aires el 5 de mayo de 1723 y casado en Potosí el 31 de marzo de 1753 con Teresa Rodríguez Michel. Tataranieto de quien fue en la ciudad porteña, Regidor, Procurador General, Alférez Real y Alcalde, Don Bernardo de Saavedra y Gutiérrez de Paz y Ana de la Palma y Lobatón del Pozo Silva, unidos en matrimonio el 20 de mayo de 1714 en Buenos Aires.

José Saavedra Ramírez se foguea joven la guerra del Paraguay. Sirve a las órdenes de Venancio Flores, pero de regreso abandona las armas, ya que su destino esta en las finanzas y la política. Integra la Comisión del Banco Nacional con Juan L. Cuestas y Mauricio Llamas y en 1898 el golpe de estado de Cuestas lo lleva a ocupar una banca en el Consejo de Estado. Al año siguiente resulta electo Diputado por Montevideo y preside la cámara baja hasta 1901. En los prolegómenos de la elección presidencial de 1903, un grupo de amigos quiere llevarlo a la primera magistratura; su posible candidatura se estrella contra las fuerzas que apoyan a Batlle, MacEachen y Juan Carlos Blanco y que determinan la victoria del primero.

En los primeros decenios del presente siglo, los hijos de José Saavedra Ramírez e Isabel Barrozo Álvarez constituyen la última generación montevideana del histórico linaje venido a América 300 años antes. Son ellos 17 vástagos, dos muertos en la infancia, tres muertos solteros, José, María, Isabel y Mercedes; y doce que sobrevivieron y contrajeron matrimonio , Isabel, con el ingeniero Conrado García Lagos –(Tío de Francisco García Lagos Rodríguez Larreta, marido de María del Pilar Howard Arrién, descendiente de María Bernarda Castilla – ascendente del Clan Arrúe–Arrién); Carmen casó con Horacio Piñeyrúa Echenique; Luis, con Sara Guani; Carlos con Laura Victorica; Amalia con Luis Julio Supervielle Munyo – el poeta franco uruguayo-; Blanca, con Manuel Vaeza Ocampo; Alfredo con Nilda Gregorini; Ricardo con Brígida Martino, Margarita con Buenaventura de Azevedo Tourem y Enrique Saavedra Barrozo, juez de paz, marido de Elia María Rodríguez, quienes fueron padres de María Elia Saavedra Rodríguez, mujer del ingeniero Luis Topolansky Müller, padres de siete hijos, una de sus hijas es la Primera Dama y Senadora Lucía Topolansky Saavedra, mujer de José Alberto Mujica Cordano actual Presidente de la República Oriental del Uruguay.